Este cabo queda en la vecina Uruguay a 500 km de Buenos Aires, donde además del Faro (que es el único que cuenta con electricidad en todo el poblado) se levantan algunas poquitas casas.
Visitado por turistas onda hipona y artesanos, la principal actividad de los locales es el turismo (y la gastronomía!!!!) y el comercio.
En la foto podemos ver a Willy y a Alvaro en plena actividad.
Además probé en Mariemar (que además de restó es otra de las posadas) unos crujientes buñuelos de algas de un verde intenso con una increible vista del Atlántico que rompía sus olas a escasos metros.
En el aprovisionamiento El Templao pude hacerme de algunos paquetitos de algas deshidratadas locales así que ya rondan por mi cabeza un pan, un risotto, sorrentinos, sopa...(yaa vendrán los posteos!).
Me quedó en el tintero probar algún plato de Comida para duendes, que me recomendaron...y seguramente visitaré a mi vuelta por aquellos pagos.
Simplemente, imposible volcar en palabras la hermosura y paz del lugar...mejor vean las fotos acá.